¿Quieres ser rico? Saca esto de tu cabeza YA
“Millones de personas han recibido
entrenamiento financiero (haz esto, haz aquello), pero no educación. Con
los desafíos que tienes por delante, es mejor que te deshagas de tus
antiguas ideas y adoptes unas nuevas”. Esta es una de las afirmaciones
recogidas en La ventaja del ganador (Aguilar) y realizadas por el empresario Robert T. Kiyosaki,
célebre por sus prácticos consejos orientados a pequeños negocios y
familias. Es uno más de la larga lista de libros que están aprovechando
el río revuelto del declive económico para posicionarse en el mercado
como una guía de referencia. Según un reciente estudio realizado por la
FINRA (Financial Industry Regulatory Authority), apenas el 25% de los americanos se mostraban seguros de tener los conocimientos necesarios para desenvolverse económicamente.
En el libro Killing Sacred Crows: Overcoming the Financial Myths That Are Destroying Your Prosperity (Greenleaf Book) de Garrett B. Gunderson,
el autor señala que la razón de que estas ideas sigan prevaleciendo es
que se originan en contextos económicos muy diferentes a los actuales,
como fueron la Posguerra española o la Gran Depresión en Estados Unidos.
Consejos que entonces tenían sentido, pero que ya no lo tienen. Otra de
las razones esgrimidas por Kiyosaki, responsable del programa para
televisión Rich Dad TV, es que se trata de un conocimiento que se transmite de padres a niños y que ya no se corresponden con una sociedad muy diferente. Ideas como estas, popularmente compartidas, deberían ser revisadas y matizadas.
–“Ahorrar te hará rico”
La frugalidad es necesaria en un gran
número de acciones de nuestra vida, para controlar el gasto y poder
disponer de recursos a final de mes. Pero los ricos no lo son porque no gasten, sino porque han hecho algo útil con ese dinero que han almacenado. En realidad, advierten los expertos, la apelación al ahorro es una estrategia habitual de marketing,
que te lleva a sentirte bien por haber sido capaz de ahorrar veinte
míseros céntimos. En ocasiones es preferible a la larga invertir en ti
mismo: por ejemplo, quizá ese traje que no es el más barato de la tienda
sea el que en una entrevista de trabajo te garantice obtener el puesto,
o esa cena un poco cara con tus colegas que te haga conocer al contacto
deseado.
–“Debes comprar sólo con la cabeza”
No existen unos productos comprados con
las entrañas y otros adquiridos con la mente. Según los psicólogos del
consumo, existe siempre un cierto grado de emoción en cada compra, sea
un automóvil último modelo, unos calcetines o unos cereales. En nuestra
mano está decidir en qué cantidad, por lo que ser conscientes de que
todo acto de consumo influye en nuestro ánimo es la mejor manera para
evitar que la impulsividad tome el control. Conviene aplicar la “regla
de los diez segundos”, que señala que debemos meditar durante ese tiempo la decisión de adquirir un producto antes de pasar por caja.
–“El tiempo es dinero”
Puede serlo cuando eres un autónomo que
depende de su productividad y se encuentra en plena jornada laboral.
Optimizar nuestro tiempo es imprescindible. Pero trasladar tal noción a
todos los aspectos de la vida, las veinticuatro horas del día, los siete
días de la semana, suele conducir a una concepción errónea de la
existencia. Saber que hay momentos del día que no pueden, y de hecho no deben transformarse en dinero
es esencial para poder relajarnos, disfrutar de los momentos especiales
y afrontar un nuevo día con las pilas recargadas. Lo importante no es
trabajar más horas para obtener un beneficio más grande, sino sacar el
mayor partido posible a cada segundo de nuestro tiempo (laboral).
–“Cuanto más inviertas, más ganarás”
En realidad, los beneficios se obtienen
de las inversiones acertadas, bien meditadas y oportunas, no simplemente
de un cuantioso dispendio. Es cierto que muchos negocios requieren de
un fuerte gasto inicial para poder constituirse con éxito, pero a ello
deben unirse otras decisiones que se encuentren en consonancia. Las claves son la oportunidad, el conocimiento y la acción,
no el mero derroche. Según Garrett B. Gunderson, los proyectos de mayor
éxito son aquellos que se desarrollan sobre seguro, no los poco
ocasionales golpes de suerte.
–“Sé un hombre de empresa”
Los trabajos ya no son eternos, por lo que apostar todo a una misma carta puede ser una decisión fallida. Es preferible concentrarte en tu interés personal, tu familia o incluso tus compañeros de trabajo
(es decir, personas reales, no una entidad abstracta) que darlo todo
por tu empresa al considerar que no vas a necesitar nunca más cambiar de
horizontes. La búsqueda de trabajo, por ejemplo, no debe detenerse
cuando tengamos empleo, y la formación debe ser continua y actualizarse
continuamente.
–“Es mejor el dinero en mano”
El fajo de billetes debajo de la almohada de tantos ancianos. Según un artículo recientemente publicado en Foreign Policy,
la mayor parte que se arruina de la noche a la mañana lo hace después
de un incendio, un accidente, robo o catástrofe natural que les lleva a
perder todo el dinero ahorrado. Además, Jim Yon King,
líder del Banco Mundial, señalaba recientemente que en las economías
donde se utilizaba más el dinero físico, su población estaba más
expuesta a ser objeto de extorsiones y hurtos.
–“Hay que ahorrar en todo”
Comprar la comida más barata, vestirse con las ropas del mercadillo, utilizar siempre transporte público… Según los psicólogos, mantener el control sobre nuestro gasto proporciona una mayor seguridad pero también aumenta significativamente nuestro estrés,
lo que nos conduce, por paradójico que pueda parecer, a tomar
decisiones equivocadas. Es el popular chocolate del loro, esas
cantidades ínfimas de dinero que no suponen una gran diferencia y que
sin embargo nos demoran y empeoran nuestra calidad de vida. Otra cosa es
establecer un presupuesto determinado para cada gasto corriente, algo
bastante recomendable.
–“Lo que una persona gana se lo está quitando a otra”
Gunderson asegura que es la austeridad
una de las mentalidades más peligrosas en el mundo actual. Para el
autor, se parte de la idea falsa de que los recursos son limitados y que
para que unos ganen, otros tienen que perder, lo que limita nuestra
iniciativa. En realidad, defiende Gunderson, no vivimos en un sistema de
suma cero, sino de mutuo beneficio. “Cuando actuamos así, nos dirige el miedo, que suele conducir a decisiones irracionales que
frenan nuestro potencial. Nos lleva a permanecer recelosos de los demás
porque pensamos que lo que ganen lo estaremos perdiendo nosotros”.
–“Hay que aprovechar las ofertas”
Una reciente encuesta mostraba cómo las
rebajas espectaculares y las promociones especiales se encuentran en un
significativo aumento en Estados Unidos. Un 37,4% de la población los
utiliza a menudo, más que nunca desde la Gran Depresión. La explicación
que proporcionan los investigadores es que se presentan como una
oportunidad aparentemente irrepetible que no podemos dejar escapar, lo
que impulsa al consumo de algo que con anterioridad no nos habríamos
planteado adquirir. Al contrario de lo que pueda parecer, no nos llevan a ahorrar, sino a gastar aún más.
–“La vivienda es la mejor inversión”
Con el mercado inmobiliario en caída libre y sin vistas de que vaya a remontar en un futuro inmediato,
quizá adquirir un inmueble en lugar de una buena manera de rentabilizar
nuestro dinero sea más bien una forma de endeudarse durante más de
cuarenta años. Una compra que además conlleva otros gastos añadidos
(mantenimiento, reformas). Ciertos psicólogos señalan que ver tu hogar
ante todo como una inversión puede provocar que no lleguemos a
considerar la casa en la que residimos y por la que nos matamos
trabajando nuestro auténtico hogar, lo que no produce más que
frustración. Los tiempos han cambiado desde el boom inmobiliario.
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