viernes, 10 de mayo de 2013

EL HOMBRE MAS RICO DE BABILONIA(CONTINUACION)



Así que me fui a Nippur y me hice cargo de sus posiciones que eran muy grandes. Yo estaba lleno de ambición. Y debido a que había dominado las tres leyes del manejo exitoso de la riqueza, estuve capacitado para aumentar grandemente  el valor de sus propiedades. Así prosperé mucho, y cuando el espíritu de Algamish partió para la esfera de la oscuridad yo compartí su terreno, como él había arreglado ante la ley.
Así hablo Arkad, y cuando hubo terminado su cuento, uno de sus amigos dijo:
-Tú fuiste ciertamente muy afortunado de que Algamish te hiciera un heredero.
-Afortunado únicamente en que yo tenía el deseo de prosperar antes de conocerlo. ¿Pues  no probé por cuatro años mi definitivo propósito de ahorrar un decimo de todo lo que ganaba? ¿Llamarías suertudo a un pescador que por años  ha estudiado los hábitos de los peces  y que con cada cambio  de viento pudiera echar sus redes  sobre ellos? La oportunidad  es una arrogante diosa que no desperdicia tiempo con aquellos que no están preparados.  
-Tú tuviste mucha fuerza de voluntad después  de que perdiste tus ahorros del primer año. Tú eres único en esa forma- dijo otro.
-¡Fuerza de voluntad! – Protesto Arkad-, ¡Que disparate! ¿Crees que la  fuerza de voluntad da a un hombre la fuerza de levantar un bulto que un camello  no puede cargar, o empujar una carga que los bueyes no pueden mover? La fuerza de voluntad es el invariable propósito de llevar una tarea, que tú mismo te impusiste hasta tu inclinación. Si me impongo una tarea, así sea la más frívola, yo la término. ¿De que otra manera  tendría confianza  en mí mismo para hacer cosas más importantes? Si me dijera a mi mismo: “Por cien días conforme cruce el puente de la ciudad, recogeré un guijarro del camino y lo arrojare a la corriente”, yo lo haría. Si al séptimo dia pasara sin acordarme, no me diría: “Mañana arrojare dos guijarros, lo cual será lo mismo “En lugar de eso regresare y arrojare el guijarro.
Tampoco el vigésimo día me diré: “Arkad esto no tiene caso; ¿en qué te beneficias en arrojar un guijarro cada día? Arroja un puñado y termina con eso”, No, yo no diría eso ni lo haría. Cuando me impongo una tarea, la termino. Por lo tanto, me cuido de no participar en  tareas difíciles o imprácticas, porque adoro la holganza.
Entonces otro amigo hablo y dijo:
-Si lo que dices es verdad, y parece razonable lo que dices, entonces sería tan simple….Pero si todos los hombres lo hicieran así, no habría suficiente riqueza.
-La riqueza crece donde quiera que los hombres ejercen energía-replico Arkad-. Si un hombre rico se construye un nuevo palacio, ¿se va el dinero que paga? No, el fabricante de ladrillos tiene una parte de  él. y el artista tiene otra parte de él. Y todos los que trabajan en el palacio tiene una parte de él. Incluso cuando el palacio este terminado, ¿No vale todo lo que costo? Y el terreno sobre el cual se construyo, ¿no vale más debido a el? La riqueza crece en formas mágicas. Ningún hombre puede profetizar sus límites. Los fenicios ¿no han construidos grandes ciudades en costas estériles, con la riqueza que viene en sus barcos de comercio marítimo?
-Entonces, ¿que nos aconsejas que hagamos, para que nosotros también podamos hacernos ricos?- pregunto otro de sus amigos- Los años han pasado, ya no somos jóvenes, y no tenemos nada que guardar.
-Yo les aconsejo que tomen la sabiduría de Algamish y se digan: una parte de todo lo que gano es mía para ahorrarla. Díganlo en la noche. Díganlo a cada hora, cada día. Díganse esto a ustedes mismos hasta que las palabras se destaquen como letras de fuego a través del cielo. Impresiónense con la idea. Llénense con este pensamiento. Luego tomen cualquier porción  que les parezca razonable. Que no sea menos de la decima parte. Y ahórrenla. Arreglen sus otros sus gastos  para hacer esto posible. Pero ahorren esa porción primero. Pronto se darán cuenta de que  rico sentimiento es poseer un tesoro sobre el  cual únicamente ustedes  pueden disponer. Conforme crezca, los estimulara. Una alegría de vida los emocionara. Desarrollaran mayores esfuerzos para ganar más.
Pues con sus ganancias aumentadas ¿no será el  mismo porcentaje también de ustedes, para ahorrarlo?
Luego aprendan a hacer que sus tesoros trabajen para ustedes. Háganlos sus esclavos, hagan de sus hijos  y los hijos de sus hijos trabajen para ustedes. Aseguren un ingreso para el futuro. Observen a los ancianos y no olviden que vendrán los días en que ustedes también serán como ellos. Por lo tanto, inviertan sus tesoros con gran precaución, para que no los pierdan.
Las tasas usureras de reembolso son engañosas  sirenas que cantan para atraer a los incautos contra las rocas de perdida y remordimiento.

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