domingo, 17 de julio de 2011

EL PODER DE LA ORACION, rompe los limites....


..:: EL PODER DE LA ORACIÓN, rompe los límites ::..

La noticia que la enfermedad no tenía cura, la llenó de pánico. Miró incrédula, una y otra vez, el parte médico. No podía creerlo. El especialista volvió sus ojos a otro lado. Comprendía el dolor de la mujer. Decirle que unas pequeñas tumoraciones ponían en peligro su vida y que, además, la ciencia no podía responder, le llenaba de más tristeza. Compartía su dolor.

--No puedo asegurárselo, pero si busca tal vez en otro país; no se, es probable que la ciencia esté más avanzada que en Bolivia—musitó quedamente.

Laura lo miró con una mezcla de rabia y desconcierto. Segundos antes le había dicho que el mal no tenía remedio y ahora, se lo decía pero de otra forma, como tratando de minimizar el impacto.

--Creo que lo mejor será irme—dijo ella, y se alejó sin cerrar la puerta. No tenía ganas de nada; sentía que el mundo se hundía bajo sus pies.

Esa fue la última vez, en aquél frío octubre, que pisó las instalaciones de la clínica. Volvería seis meses después, pero a verificar de nuevo los exámenes de laboratorio que confirmaron su sanidad.

¿Qué había ocurrido? Dios había hecho un milagro. Esos seis meses compartieron por igual, el dolor y la tristeza de Laura pero también, la devoción infinita que nació desde lo más profundo de su ser cuando se aferró al poder de Dios. Al principio le invadía el escepticismo y, después, se aferró al Señor como su tabla de Salvación. Clamaba día y noche. Incesante, confiada, con la convicción de que algo ocurriría. Otras personas que compartía su fe, le ayudaban a clamar… Y el milagro se produjo… Dios la sanó del cáncer…

Unirnos a otras personas en oración

Dios responde a nuestras oraciones. Él nos oye. Jamás olvide que desea lo mejor para nosotros. Ahora, compartir nuestras peticiones de oración con otros hermanos en la fe, resulta altamente eficaz. Es un principio que nos ayuda, de un lado a crecer en la fe y de otro, a tocar el corazón de Dios. Así lo enseñó el Señor Jesús: “También les digo lo siguiente: si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra con respecto a cualquier cosa que pidan, mi Padre que está en el cielo lo hará.”(Mateo 18:19, Nueva Traducción Viviente)

Además de perseverar, unimos fuerzas. Es algo esencial y poderoso. Encontrará que los obstáculos a sus oraciones, se desmoronarán. Las barreras caerán a tierra. ¡Dios responderá con poder!

Recuerde siempre que la oración se orienta en dos direcciones: la primera, por nosotros. Es aquí donde concentramos el alabar y exaltar a Dios, procurar respuesta a nuestras necesidades, crecimiento espiritual. Otras oraciones, se encaminan a pedir por los demás. Es lo que llamamos intercesión.

Los creyentes del primer siglo tenían claras instrucciones de interceder por los demás, tal como escribe el apóstol: “Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados.”(Santiago 5:16 a. Nueva Traducción Viviente)

La respuesta del Señor producirá hechos que rebasan toda lógica y la sanidad, en el caso que alguien padezca alguna enfermedad, incluso aquellas que la medicina considera incurables.

No hay límites para Dios

Quien puede resolver los problemas que enfrenta, aquellos que considera imposible de resolver, es Dios. Para Él no hay límites. Él es quien responde con poder. Basta que crea en el Señor. Creer y perseverar, dos poderosas llaves que le abrirán las puertas en la dimensión de los milagros.

La ciencia no ha dicho ni jamás dirá la última palabra; la última palabra la tiene nuestro amoroso Padre celestial. Esa es la razón por la que le invitamos a no desmayar en la fe. Dios hará algo especial en su existencia…

Por último, no deje que pase este día sin que tome la mejor decisión de su existencia: recibir a Jesucristo como su único y suficiente Salvador. Su vida será diferente y podrá moverse en la dimensión de los milagros…

www.AvanzaPorMas.com

visite:  www.ganoonline.com/ylmer  

No hay comentarios:

Publicar un comentario