Muerte Al Jefe, Larga Vida Al Líder
Muerte Al
Jefe, Larga Vida Al Líder: Hoy les traigo una reflexión sobre la gestión de
personas, de equipos. Para algunos de nosotros quizá nos pueda parecer un poco
alejado de lo personal, pero seguro que no lo es realmente porque: ¿Quién no
tiene o ha tenido en su vida un “jefe”? ¿Quién no quiere ascender pero alberga
ciertos temores de cómo lo podrá hacer? ¿Quién puede decir que haya tenido a un
buen “jefe” con el que haya disfrutado y aprendido de verdad…?
Quiero
dejarte aquí algunas consideraciones sobre los jefes… sólo cinco puntos que
pueden ayudarte a reflexionar. Quizá te dé algunas claves para entenderlos o
tal vez te aporte para hacerte un mejor jefe…mejor dicho... LÍDER.
1.
Un jefe no es un LÍDER por generación espontánea. Puedes
otorgar a una persona el poder, pero no puedes obligar a las personas a que la
sigan por propia voluntad. Esa es la gran diferencia.
2. Si
estás cansado de ver cómo cuando ascienden al compañero que mas vendía, luego
no vale para motivarte, mantener una buena armonía y merecer tu confianza para
dejarte guiar, piénsalo seriamente y pide formación adicional cuando
te quieran ascender a TI.
3.
Plantéate si realmente quieres ser jefe. Conozco muchas personas que eran
muy felices cuando se responsabilizaban de sus propios proyectos, y son
tremendamente infelices ahora que tienen que responsabilizarse de los proyectos
de los demás, y ellos no se encargan de ninguno concreto. Busca tu lugar.
Recuerda que solemos ascender “hasta nuestro mayor nivel de incompetencia”. Es
una gran habilidad detectar el puesto de trabajo en el que realmente eres
feliz, pero es una habilidad mucho mayor no sacrificarlo por cantos de
sirena
4. En el
fondo, más allá de palabras rimbombantes y anglicismos al uso, hay tres
cosas importantes que podrías poner en práctica para comenzar a liderar.
- Conoce bien lo que tienes que hacer, tus funciones, la empresa y el negocio en el que estás inmerso. Si no es así… ¡las personas que coordinas lo van a notar!
- Si sabes la manera en la que quieres que se hagan las cosas, explícalas adecuadamente, pero sobre todo predica con el ejemplo. Así aprendiste de pequeño, así adquiriste tus hábitos, y así podrás transmitirlos con autenticidad.
- Si ya sabes lo que tienes que hacer, y lo transmites mediante el ejemplo, piensa que cada persona es diferente. Escucha a tus colaboradores (pero de verdad, no pensando en lo que vas a decir a continuación para convencerles) y encuentra el punto de equilibrio entre sus capacidades y momento personal, y lo que la empresa necesita de ellos en el proyecto a día de hoy.
5.
La sinceridad tiene mucho de subconsciente y habitualmente se
percibe. Seguramente tú puedes captar cuando alguien no está siendo del
todo sincero en lo que te dice. Recuérdalo bien cuando seas tú el que tengas la
tentación de “vender motos” a tus compañeros.
Conozco
personas que han subido muy alto sin llevar a cabo estos puntos. Y sí, también
quedarán en el recuerdo de muchas personas, pero no precisamente porque les
aportara nada positivo. Ellos seguramente son felices en su vida, pues suponen
que tienen la verdad absoluta. Hay veces que dudo si lo mejor es desearles un
poco más de inteligencia que les dé la oportunidad de actuar de manera diferente,
o que mantengan la ignorancia para que no sufran demasiado al
“descubrirse”…aunque siempre acabo deseándoles lo primero. No por verlos
sufrir, sino porque puedan saborear lo que se siente cuando de verdad
consigues vincular a personas en una causa profesional sin que esté en
medio el dinero o el poder, tan sólo la sensación de que es divertido, de
que aprenderás, y de que podrás contribuir a algo superior que
te hace ilusión.
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